No me mueve mi Dios, para quererte,
El cielo que me tienes prometido, Ni me mueve el infierno tan temido Para dejar por eso de ofenderte. Tu me mueves, Seņor; mueveme el verte Clavado en una cruz y escarnecido; Muevenme tus afrentas y tu muerte. Mueveme, al fin tu amor, en tal manera, Que aunque no hubiera cielo yo te amara, Que aunque no hubiera infierno te temiera. No me tienes que dar porque te quiera; Pues aunque lo que espero no esperara, Lo mismo que te quiero te quisiera. FRAY MIGUEL DE GUEVARA (MEXICANO, 1585-1646) PAGINA PRINCIPAL
EL CAMINO DE REGRESO
R E L I G I O N
FILOSOFIA Y LITERATURA
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